En su capítulo sobre la teoría del valor, Karl Marx inaugura el concepto de “fetichismo de la mercancía”; término aplicado al proceso en virtud del cual se oculta el trabajo presupuesto en un producto que, de esa manera, ve diluida su relación causal con quien lo produjo para convertirse en un elemento abstracto, validado únicamente en término dinerario.
De esa manera, el trabajo -fuente de todo valor- es borrado y la mercancía es valuada únicamente como objeto de compra. Consecuentemente, la fuerza invertida por el obrero queda suprimida bajo el abstracto índice monetario.
La proximidad del 1 de marzo motiva una serie de análisis de otro tipo de fetichismo; no de la mercancía precisamente, si no de los procesos históricos silenciados en las celebraciones y los cultos oficiales.
En primer lugar, un aspecto sistemáticamente excluido de las crónicas históricas (al menos de aquellas que tuvimos que deglutir en las aulas) es el exterminio humano. Desde los cientos de miles mencionados por los historiadores menos fatalistas, hasta el superlativo millón denunciado por Chiavenato; es evidente que la cantidad de paraguayos aniquilados por la triple alianza alcanza con creces los seis dígitos.
En segundo lugar, bajo la mítica figura del héroe máximo montado en su corcel blanco, se ocultan los mártires anónimos “sin cruz ni marca que memoren sus nombres”. Asimismo, la alegoría de la imagen ejemplar del héroe con su meteórica escalada (o salteada) de rangos militares y su impoluto caballo evoca, cuanto menos, la magnificencia de San Jorge en su lucha sobrehumana contra el dragón, mientras solapa los vicios y mezquindades que en definitiva constituyen la fuente típica del belicismo.
Pero no sólo las rememoraciones épicas procuran esconder las muertes y la lucha de la historia. Remontémonos a otro “uno”, en este caso de mayo; día anual en que el alcohol, el truco y las puñaladas post-alcohólicas desdibujan “in crescendo” el luctuoso episodio del 4 mayo de 1886. En esa fecha seis sindicalistas anarquistas (recordados vagamente como los mártires de Chicago) fueron fusilados mientras reclamaban las ocho horas laborales durante la denominada Revuelta de Haymarket iniciada tres días antes. Más de un siglo después, la lucha obrera sucumbe bajo la banalidad de un folklórico banquete pagano.
Si concebimos a las Ciencias Sociales (entre ellas la historia) como disciplinas cognoscitivas al servicio de la humanidad, resulta cuanto menos una agresión a la mente crítica el empeño por reducir el heroísmo a un retrato ecuestre con ornamentos militares a la francesa. En especial cuando la exclusividad de los méritos se llevan siempre los oligarcas de época, quienes remolcan a la guerra a toda una nación en pos de sus intereses privados.
Más fetichismo aun, cuando los docentes de turno promueven el recitado a coro de las campañas ofensivas y defensivas y, por otro lado, omiten la mínima mención de los intereses del emergente imperio británico, de su banca financista del criollismo agroexportador rioplatense y de la patria ganadera (hoy sojera) cómodamente reposada en sus divanes acolchados con divisa extranjera.
Mientras el estudio de la historia no asuma con rigor científico el desentrañamiento de las responsabilidades en los capítulos de matanzas episódicas o estructurales, la ciudadanía seguirá consumiendo burdos fetiches novelescos de versión mexicana, educando superfluos fetiches de estudiantes formales y votando improvisados fetiches de gobernantes políticos.
Historia crítica u ocultamiento discursivo: Ese es el dilema.
Lic. Abog. Juan Carlos Decoud (Docente de la UNVES)
Felicitaciones al Prof. Abog. Lic. Juan Carlos Decoud por tan interesante aporte. Espero se sumen otros docentes de tan prestigiosa y novel Universidad, de modo a ir alimentando nuestros conocimientos al tiempo de hacer uso del espacio virtual que tenemos en la página de la UNVES.
ResponderEliminarLic. Abog. Juan Carlos Decoud, sería bueno también recordarle al Decano y al REctor, la reforma de córdoba, el mayo frances, el cordobazo y las históricas luchas de nuestras universidades nacionales. Esas luchas y esos cambios, no solo fueron para la Universidad, sino para toda la Sociedad. REPUDIO A LA NO APROBACION DEL CENTRO DE ESTUDIANTES EN CARAPEGUA
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